martes, 16 de abril de 2013

El arte de la ficción

El barrio está en fiestas y hay fuegos artificiales. Espero expectante el eclipse de luna mientras leo un libro, El arte de la ficción, de David Lodge, que ya me atrapa en las primeras líneas. Gracias a este libro localizo dos cuadros que se llaman igual: La lectora, uno de Van Gogh, y otro de Fragonard. Me gusta reflejarme en ellos porque esta noche también estoy volcada en leer este magnífico libro, que analiza textos de autores anglosajones e intenta explicarte cómo se escribe una novela.




Es una noche cálida, porque ya hace calor, pero es cierto que en esta primavera adelantada a la gente se la ve más contenta; yo misma me siento con una energía especial, agradecida por sentir los brazos desnudos al viento.

La tele mantiene un volumen tenue, la espera cósmica es placentera, y me veo a mí misma como una lectora en llamas. Lectura que abandono momentáneamente porque hoy la programación televisiva es estupenda, de gran calidad.

La científica Margarita Salas es entrevistada en la 2. Explica que España es la octava potencia económica mundial pero en cambio está muy atrasada en investigación, en patentes, en innovación, en tecnología. Comenta que hay investigadoras buenísimas, gente con mucho talento, que “hace milagros” con medios muy limitados. Habla de que está a favor de la clonación terapéutica pero no de la reproductiva. Y cómo el conocer a Severo Ochoa fue un hecho que la marcó y la decantó ya irremisiblemente hacia la investigación.


Inmediatamente después comienza un pequeño documental sobre Marlon Brando, y explica cómo Brando se sumergió en el método Stanilavsky, método actoral que exige una gran implicación emocional por parte del actor. El documental es una introducción a la emisión de La ley del silencio, obra maestra de Elia Kazan, en la que se justificaba a sí mismo por haber delatado a tantos compañeros de profesión en la caza de brujas de McCarthy. La diferencia está en que él pudo trabajar y dirigir esta película y mucha gente a la que acusó ya no pudo volver a hacerlo.

Espero por el eclipse antes de irme a dormir. Abandono por esta noche la lectura pero en la vigilia imagino el libro sobre la mesa. Está ahí, palpitante, como un tesoro latente, como una promesa de futuro, como un viaje enriquecedor que justo acabo de comenzar.

miércoles, 3 de abril de 2013

El dia de la mujer

Hoy se celebra el Día de la Mujer, día auspiciado por Naciones Unidas y me sorprende aprender en la wikipedia que es fiesta nacional en muchos países, (no en España).

Muchos dicen que lo mejor sería no tener que celebrar fechas como ésta, lo que significaría que la igualdad sería real. Que por qué no hay un día del hombre trabajador o algo similar. Pero el día de la igualdad entre sexos no ha llegado y mientras tanto tenemos que seguir reivindicando. Reivindicando porque es muy doloroso que no atiendan al talento de uno sólo por su condición sexual.

Recuerdo una manifestación por el Día de la Mujer en Valencia que estaba Carmen Alborch, con su pelo naranja y su sempiterna sonrisa. Y me sorprendió ver la cantidad de mujeres jovencísimas que se manifestaban por la igualdad, demostrando una gran solidaridad entre ellas.


Carmen Alborch en su libro Solas habla de la solidaridad femenina. Almodóvar habla también de este concepto en Volver. Benito Zambrano habla de ella en su película Solas y la solidaridad femenina aparece en la deliciosa Tomates verdes fritos y en muchas otras películas. Esa solidaridad existe. A mucha gente le puede parecer extraño, pero hay mujeres que nos amamos las unas a las otras, nos admiramos y nos apoyamos. Hay que seguir desmontando prejuicios.

El 8 de marzo se refiere al día que unas trabajadoras textiles de Nueva York que murieron dentro de la fábrica, en un incendio provocado en 1911. La fecha del 8 de marzo parece ser un mito, y muchas historiadoras dicen que en realidad ese incendio se produjo el 25 de marzo del mismo año.

A lo largo de la evolución del feminismo, ha habido muchas aportaciones intelectuales, entre las que destacó sin duda la de Simone de Beauvoir. Otras intelectuales aportaron su granito de arena en esto de intentar definir el feminismo. A veces, son disquisiciones en las que me pierdo, pero siempre intento aprender y entender más sobre este tema.

Cuando alguien se me pone furibundo en contra del feminismo, digo sin sonrojarme que nadie condenaría globalmente el movimiento de liberación de los esclavos porque a cuatro de ellos les dé por asaltar un almacén. Así que no se puede condenar globalmente el feminismo porque simplemente no nos guste lo que digan o hagan algunas feministas.

En el siglo XIX la Iglesia concedió graciosamente a las mujeres la propiedad de tener alma, alma que por lo que se ve hasta entonces no poseían. En estos tiempos, la ciencia duda con bastante fundamento de la existencia de la misma, pero mientras no tengamos sustituto, yo creo que el alma es imprescindible para vivir. El alma o lo que sea, es el mástil que te agarra a la vida, es el que te dice lo que es correcto y entonces no entiendes los impedimentos exteriores (por ser mujer) para desarrollar tu talento.

Virgina Wolf fue, sin estar inmersa en ningún movimiento oficial u oficioso, una gran feminista que apuntaba a modos gloriosos de liberación femenina, a través del arte y con una actitud libre y sana ante la vida.

Precisamente ayer sindicatos italianos anunciaban movilizaciones para el día de hoy en protesta por el polémico anuncio de Dolce&Gabbana, protesta que no se ha producido porque los diseñadores han retirado el anuncio en todo el mundo.


La verdad es que la escenografía del anuncio me recuerda un montón a la película de Acusados, con Jodie Foster, que me gustó mucho, pero que sólo he visto una vez, porque me entró mucho yuyu y mucho miedo cuando la vi. Al igual que las sentencias injustas en materia de género, esta película me afectó un montón, porque muestra que si te agraden físicamente luego te va a resultar muy difícil defender jurídicamente tu situación y socialmente también hay muchos tabúes respecto a la violación, lo que coloca a la protagonista en una situación bastante desesperada, sintiéndose desprotegida.

Aquí, detrás del Viento Norte, seguimos pensando que hay motivos de sobra para seguir reivindicando y seguimos soñando con la igualdad…